¿Por qué el Demonio Ofrece los Reinos de la Tierra a Jesús en Lucas 4, 5-8?


En el versículo de Lucas 4, 5-8, el diablo tienta a Jesús ofreciéndole "todos los reinos del mundo." Este pasaje ha sido interpretado y debatido desde diversas perspectivas teológicas y simbólicas, explorando lo que realmente significa esta oferta y lo que implica sobre el poder y propiedad del demonio sobre la Tierra.

La Tentación y el Poder del Diablo

Cuando el demonio le ofrece a Jesús los reinos del mundo, no necesariamente se interpreta que estos sean de su propiedad absoluta o que él los haya creado. Según la tradición cristiana, solo Dios es el verdadero Creador y dueño del universo. Sin embargo, el diablo, por su naturaleza, tiene cierta influencia temporal y poder sobre el mundo físico y la humanidad debido a la libertad de elección de los hombres y las consecuencias del pecado.

  1. Simbolismo del Poder Terrenal: En este contexto, el demonio representa la tentación del poder mundano y de los reinos terrenos, que pueden alejar a las personas de Dios si se buscan en detrimento de los valores espirituales. La oferta es un intento de desviar a Jesús de su misión divina.

  2. Influencia Permitida: La teología cristiana sugiere que el diablo tiene influencia limitada en el mundo debido al libre albedrío y la caída del hombre. Esto no lo convierte en creador ni dueño absoluto, sino en un ser que ejerce tentación y engaño en el plano terrenal.

  3. Respuestas de Jesús: Jesús rechaza esta tentación citando la Escritura, afirmando la supremacía de Dios: "Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás." La respuesta de Jesús recalca que el poder terrenal no se compara con el servicio a Dios y recuerda que cualquier poder que el demonio tenga en la tierra es transitorio y limitado.

Reflexión

Este pasaje es una enseñanza sobre la tentación de los bienes y poderes terrenales y nos invita a reflexionar sobre la fidelidad a lo espiritual por encima de lo mundano. La respuesta de Jesús deja claro que el verdadero poder y la creación pertenecen a Dios, mientras que cualquier otra influencia es pasajera y está subordinada a Su voluntad.

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