¿Qué río hedió por 7 días porque se había convertido en sangre y cumplido los 7 días volvió a ser agua conforme a la Palabra de Dios a Moisés?

 


¿Qué río hedió por 7 días porque se había convertido en sangre y cumplido los 7 días volvió a ser agua conforme a la Palabra de Dios a Moisés?

La historia que hace referencia a este evento tiene su origen en el Antiguo Testamento de la Biblia, específicamente en el libro del Éxodo. En este relato, uno de los milagros más significativos que Dios realizó a través de Moisés para liberar al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto es la conversión de las aguas del río Nilo en sangre.

El contexto histórico

La historia se desarrolla en un tiempo en el que el pueblo de Israel estaba oprimido en Egipto. Moisés, siguiendo el mandato de Dios, fue a pedirle al faraón que dejara ir al pueblo de Israel para que pudieran adorar a su Dios. Sin embargo, el faraón se negó una y otra vez a liberar a los israelitas, lo que llevó a una serie de plagas enviadas por Dios como una muestra de poder y juicio divino.

La plaga del río convertido en sangre

La plaga que se menciona en el libro de Éxodo, capítulo 7, versículo 14, es la conversión del río Nilo en sangre. Dios ordenó a Moisés que, junto con su hermano Aarón, golpearan las aguas del Nilo con la vara de Moisés, y como resultado, las aguas del río se convirtieron en sangre. La transformación fue tan drástica que el agua se volvió inservible para beber, los peces murieron y el río hedió durante siete días. Esta plaga fue una de las primeras de un total de diez plagas que afectaron a Egipto.

Éxodo 7:14-25 (Reina-Valera 1960):
Entonces dijo Jehová a Moisés: El corazón de Faraón está endurecido, y no quiere dejar ir al pueblo. Ve a él por la mañana; he aquí él sale al agua, y les esperarás junto al río; y tomarás en tu mano la vara que se convirtió en serpiente. Y dirás al Faraón: Jehová, el Dios de los hebreos, me ha enviado a ti, diciendo: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva en el desierto; y he aquí que hasta ahora no has oído. Así ha dicho Jehová: En esto conocerás que yo soy Jehová; he aquí que con la vara que tengo en mi mano, golpearé las aguas que están en el Nilo, y se convertirán en sangre. Y el pez que hay en el Nilo morirá, y el Nilo hediera, y no podrán beber agua del Nilo.

Esta plaga es significativa porque no solo causó un gran desastre ecológico, sino que también fue un símbolo de la autoridad divina sobre los dioses de Egipto. El Nilo era considerado un dios en la cultura egipcia, y al convertirlo en sangre, Dios demostró que su poder superaba al de cualquier otro dios que los egipcios pudieran adorar.

El propósito y la enseñanza de este milagro

Este evento, como las otras plagas, tenía un propósito claro: demostrar el poder de Dios y su deseo de liberar a su pueblo. A través de esta serie de eventos, Dios no solo castigaba a Egipto por su opresión, sino que también revelaba a los egipcios y a los israelitas quién era el verdadero Dios.

La plaga del Nilo convertido en sangre también tiene un significado simbólico, ya que el río Nilo era vital para la vida en Egipto. El hecho de que las aguas del Nilo se convirtieran en sangre, privando a Egipto de uno de sus recursos más esenciales, mostró la gravedad del juicio de Dios.

Después de siete días, tal como se había ordenado en las escrituras, el río Nilo volvió a su estado natural de agua. Esto cumplió con lo que se había dicho, mostrando que Dios tiene control absoluto sobre la naturaleza y que todas las plagas ocurrirían de acuerdo con Su voluntad y tiempo.

Reflexión final

Este relato nos deja una lección de fe, obediencia y la soberanía de Dios sobre la naturaleza. Nos recuerda que no debemos subestimar el poder divino ni la paciencia de Dios, pero también que, a pesar de los juicios, siempre hay un propósito detrás de las pruebas que enfrentamos.

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